Y solo miré el agua, viendo un mundo más abajo.
Con sonidos casi ahogados,
con gritos en silencio,
con frío entre los labios.
Un sol, que irrespetuoso,
estallaba a pleno en esa tarde,
dejaba que el espejo del agua se incendiara.
Y allí, casi una caja,
encerrando a Blancanieves con cristales,
imponente, a mis espaldas.
Allí estaba, el museo de una guerra, innecesaria.

El recuerdo de ese amigo, que hoy no me habla…
Ahí estaba el frio, ahí la angustia,
ahí la barbarie, ahí las entrañas…
Cuando miré unos segundos;
los ojos inundados de recuerdos,
apoyé mi mano en un navío viejo y suspiré aliviada…
no es la guerra me dije…
es solo su reflejo...encerrado en mi alma.
Samaluc 2017
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