Allá en el inconsciente, habitan los gigantes,
los duendes, los enanos,
los miedos, los amantes.
Allí echó raíces, el árbol del deseo, y aunque
huelo sus flores,
me acarician sus ramas, insisto y no lo veo.
Allí yo no gobierno, el tiempo es aleatorio,
sucede en paralelo, se hace transitorio.
De repente soy niña y a la vez también vieja,
puedo correr desnuda
Y verme como oveja.
Ese lugar profundo que todo lo gobierna, es
grande como un mundo,
Es, mi reino, mi tierra.
El consciente se cree que de todo soy reina,
pero es tan pequeñita,
la corte
en que gobierna.
He pensado que soy un títere que Juega el papel
de King Kong, dentro de una pipeta.
A veces en la bruma confusa de los sueños,
Los velos se traslucen, los mueven suaves
vientos.
Y una pequeña puerta me habilita un instante,
Que ni viva ni muerta, ni cerca ni distante,
Me conecta a mi mundo, a mi mundo profundo,
Recibiendo mensajes, muchos indescifrables.
Como si fuera poco, compartiendo fronteras, un superyó
me observa
Dictándome más reglas, las mías, las del mundo,
las viejas y las nuevas.
Pero tiene sus piernas hundidas en la niebla
del mundo subterráneo
Donde todo se encuentra.
El gato destripado, las ideas perversas, los
olores, las risas,
los miedos, las tinieblas, el aroma de infancia,
y ese olor a velorios;
que lloraban las viejas.
Mi amigo Freud diría, si es que lo permitiera,
Que habitan las pulsiones, y armadas con ballestas
de valientes guerreras,
Se encuentran las censuras custodiando
fronteras.
Allá en el inconsciente, hay más de lo que vea,
De aquello que explicarlo, no encuentre la
manera,
Porque escapa al dominio…aunque sean mis tierras.
Samaluc 12/9/2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario