sábado, 26 de noviembre de 2016

La torre de la infelicidad



Transcurrieron algunos años ante la mentira de que todo iba cambiar, los emergentes dejaron que la basura se ocultara bajo la alfombra en algunas ocasiones y que el abrir las ventanas y dejar que el aire renueve las esperanzas hiciera en otras oportunidades que esa tierra volara y volvieran a intentarlo.
No tenían hijos en común, algunas mascotas y muchas mañas, de esas que se pegan con los años, pero de tan arraigadas ni se las reconocen como tales.
A pesar de esta desalentadora introducción compartían la vida.
No era extraño ver a Alejandra explotar y buscar el modo de confrontar, adoraba pelear, tal vez porque sabía que en el enfrentamiento era más fuerte más hiriente, mas avasalladora. Sin embargo, no tenía oponente, ya que Octavio jamás respondía a la pelea, se encerraba en su enojo, o para furia de ella la dejaba hablando sola y evitaba cruzársela.
Lo que era claro en esta pareja…era la distancia que se estaba construyendo entre ambos. Las noches no se fundían entre brazos, ni los besos se prolongaban hasta ver caer la ropa, las caricias jamás se confundían, y los te amos comenzaron a extinguirse o a encriptarse en mensajes de texto…hasta la risa que antes era moneda corriente se estaba desdibujando de a poco.
 La semana, no les daba tiempo a encontrarse frente a frente y los fines de semana comenzaron a colocar cada uno su ladrillo, para construir la torre más alta de incoincidencias posibles, esa torre de infelicidad que de a poco tapo las miradas y obstruyo los abrazos.
Alejandra hablo hasta el cansancio, Octavio se calló hasta no escucharla y un día ella regreso sin ganas de decir nada y él quiso explicar sus motivos, pero en cambio recogió sus cosas y se marchó, no valía la pena decir te amo, el mensaje jamás llegaría, estaban muy lejos para escucharse.
Hoy con la lluvia ella agrego el ultimo ladrillo a la torre…” el aburrimiento”; es posible que ese pese tanto, que haga que su infelicidad al fin se derrumbe y le deje ver qué hay del otro lado.

Samaluc 26/11/16



martes, 27 de septiembre de 2016

Agujeros de gusano





Ella sabia, si, seguramente lo había visto repetir su rutina cientos de veces.

Abrir las bolsas, destapar los frascos, sacar y poner extraños envoltorios con esmero; ocultando sus valiosos tesoros de miradas sospechosas y posibles rateros, o vagos que pululan por el anden.

Ella sabia: porque casis siempre viajaba a su lado hasta Pilar, en un tren que se sacudía y te iba adormeciendo en un mecer hipnótico

Era el viejo tren, el de asientos de cuerina verde, cortejados y escritos de estaciones pintorescas y carteles de madera. Ese que hoy en su modernidad, perdió el poético encanto del viejo San Martin.

Se sentó esa mañana de Agosto en el asiento de cuatro, el vagón no estaba lleno; pero aquel personaje eligió sentarse frente a ella.

Los pequeños ojos lo escudriñaban, pero no se atrevían a mirar las bolsas. Sabía perfectamente que allí debía guardar secretos importantes, porque no se separaba de ella, ni un segundo.

La miro fijo con sus ojos ajados, vidriosos, azulados…y dijo:

-Gaspar, ¿y vos?

-Mily. (Respondió en forma automática).

Su madre la abrazo como protegiéndola de ese contacto, quien seguramente, suponía, era un vagabundo.

Gaspar, bajo en Derqui, camino unas cuadras hasta un portón verde, corrió el psador y entro.

Era obvio que allí vivía.

Pensé que era imprudente, tanta invasión y regrese a la estación, sin explicarme siquiera porque lo había seguido.

El tren llego a y continué viaje.

A la mañana siguiente el vagón volvió a poblarse de los mismos habitantes y allí estaban como todas las mañanas, Mily con su madre, Gaspar con sus tesoros y yo con mis libros.

En esta ocasión coincidimos todos en el mismo asiento; así que siguió de cerca la escena.

Mily jugaba con sus pies y sonreía mientras cantaba.

Su madre en una mezcla entre incomodidad y nerviosismo; le pedía con insistencia que dejara sus pies quietos. La niña la abrazaba unos segundos, pero antes que el tren cambiara de estación, volvían activarse sus incansables piececitos.

En una de tantas canciones, patio por accidente la bolsa de Gaspar, que estallo, desparramándose por todo el piso del tren.

Los ojos azules de aquel hombre se hicieron mares de angustia, se avanalanzo sobre miles de medias rotas, atadas, rayadas, en bollitos, azules, negras, cortas , largas; en todas sus versiones imaginables.

La niña se avergonzó y se estiro par ayudarlo, pero su madre la tironeo del brazo; diciéndole:

-¡Disculpate con el Sr!

--Perdón Gaspar, por tirar tus medias…

Cuando todos nos miramos creyendo qu el incidente había culminado, Mily agrego.

- Igual, ya no servían, porque están rotas.

Gaspar se acerco a la niña y le conto un secreto al oído, ella sonrió, ante la mirada imperativa de su madre.

Gaspar, se bajo en Derqui y nosotros seguimos hasta Pilar.

Como suele pasar los vendedores abundan en el tren, desde sahumerios, gomitas, golosinas, hasta herramientas y medias.

Este ultimo vendedor, llamo la atención de Mily.

-¡Mama, mama!!! ¿Me compras unas medias de muchos colores?

Mily, ¿para que queres mas medias? Las que tenes están nuevitas.

-Porque quiero tener como Gaspar, medias con agujeros de gusanos, Así cuando sonrió, se convierten en mariposas.

Su madre no pudo evitar sonreir, ni yo tampoco, tal vez la historia de Gaspar no era cierta, pero en ese vagón todos compramos medias de colores y de hecho, la vendedora, sonrió.



Samaluc 15/7/16

lunes, 26 de septiembre de 2016

Siete minutos



Las noches se estaban haciendo interminables, hacía meses que no lograba descansar, las pesadillas la despertaban empapada en un sudor frio que le calaba los huesos. Podría cambiarlo... ella sabía que esto no podía durar por siempre, en algún momento la dejaría en paz... Trataba de prolongar sus actividades, sus ojos enrojecidos no le daban tregua a la pantalla de su ordenador. Litros de café, hacían de su noche una eterna agonía, de ojos entreabiertos...no iría a la cama, esa noche no se lo permitiría. El agotamiento la dejo tendida sobre el escritorio... hasta que alguien la tomo del brazo ¡oh no, no volvería a hacerlo!
Se encontró nuevamente en la gruta, las paredes exudaban un líquido sanguinolento y el olor era asfixiante, fétido, un encadenamiento de arcadas la asaltaban mientras era conducida por la cueva. El aire comenzaba a clarearse, una refrescante brisa salada le humedecía los ojos. Al fin podía sentir el frío de la arena húmeda y las conchillas clavándose en sus pies. Podía verse la fogata en la playa y el mar reflejando imponente la luna. ¡Llegaría un poco de calma! El sonido del mar le devolvía esa tranquilidad, si se recostaba en la arena unos segundos, podía sentir como la bravura del agua se hacía mansa en sus plantas. Volvió... ¡no otra vez!... hundió sus manos frías en su ser, apretó su corazón y se lo mostró, podía ver como aún latía fuera de su pecho. No podía respirar, dolía, ¡Por favor devuélvanlo!, suplicaba entre llantos. Volvían a jugar con él, lo arrojaban sobre una fría roca, para cortarlo, el dolor se hacía intolerable, no podía sentirlo, ya no. Pedía piedad entre sollozos, ojos inquisidores a su alrededor inertes, insensibles la miraban sin ayudarla. Alguien al fin la escucho tomo el corazón y se lo entregó. Siete minutos de asfixia y volvió a latir, la llevaron a la rastra por esa caverna, el piso estaba aún más resbaladizo, quiso tomarse de una protuberancia para no caer pero la sangre se pegó en su mano. El horror volvió a apresarla. Y aquel ser horrendo la empujo, devolviéndola con un golpe sobre el escritorio. Estaba empapada, su corazón latía acelerado con el rostro cubierto de lágrimas, se dispuso a servir otra taza de café, en la pantalla eran las 3:37 apenas siete minutos, por fin había despertado, estas pesadillas iban a matarla si continuaban. Se sentía débil, agotada y con el paso de los meses había perdido el apetito, su piel estaba mustia ¿hasta cuándo?... no creía posible sobrellevar esta agonía. Tomo unos sorbos, estaba amargo, rancio, hacía varios meses q lo bebía no era posible recalentarlo más. Cayo rendida sobre la cama se negaba a cerrar los párpados, pero las fuerzas la abandonaron...sucumbió y ese ser implacable nuevamente la tomo del brazo, esta vez estaba desesperado, sediento, se acercó clavando cuchillos, tajándole la piel... ¡que espanto! , lagrimas... una última oportunidad para implorar piedad, gritó... hasta desgajar su garganta. Ese abominable ser la arrancó, golpeó su carne pálida hasta que la desesperación la dejo envuelta en una tormenta de gritos y corridas. La playa, al fin la playa, el sonido del mar, la arena estaba tibia, el dolor ceso, terminó la agonía otra vida comenzaba, tenía todo por hacer, el camino nunca era fácil y este viaje tampoco. Su nueva madre la abrazo con ternura y dijo algunas palabras que aún no comprendía, no tuvo miedo, llevaba el sonido del mar en su pecho y la arena tibia en sus brazos. Todo había terminado al fin, ya podría descansar.




Publicado en "Lo invisible" Clinica literarTa coordinada por Marita Rodríguez Cazaux y Ricardo Tejerina- editorial Dunken 2016

Recomenzar



Ya que lo tenia un poco abandonado retomo....

Para vos que pensas que no te pienso...(hace  memoria que día escribí esto..)




Una nueva hoja de este libro,
Con distintas letras,
Otra tinta y otros sueños.
Sin embargo vuelvo sobre pasos viejos
Y otra vez en el escribo.
Amo de nuevo…con pasos más serenos,
Con versos claros,
Con menos dolor , más sentimiento,
sin espasmos…y sin llanto mezclándose entre besos.
Hay armonía en este amor
Y lo agradezco…
Necesitaba amar en `paz,
sin guerras, de mentiras,
Sin celos, sin insultos, sin miedos,,,
Merecía amar así, con abrazos,
Con sonrisas, con mañanas de mimos, con proyectos…
Aunque peque de omnipotente…merecía este amor
Que de repente…
Llego a mi vida un día, sin grandes sacudones,
Con la fuerza y la paciencia del agua…
Que todo lo renueva…que hasta la piedra cava..
Que me inundo de ternura, y de sueños..
Que derribo murallas…y desato mis labios.
Para decir te amo…otra vez…sin culpa al pronunciarlo.
Hoy escribo de nuevo en este libro,
Que ya no es solo mío, sino nuestro…
Hoy enuncio mi deseo de ser libre… a tu lado
Y que seas feliz, que sientas este amor…
Y que tus sueños, se enreden
con los míos,
Y se cuiden por siempre…para hacerse más grandes,
Para ser invencibles…y derrotar al tiempo.





samaluc 30/8/15

jueves, 22 de septiembre de 2016



Buen día!!!!que tengan un día genial, especial, único, perfecto.



Que cada problema encuentre su cause, cada lagrima su consuelo, cada beso sus labios, cada caricia la respuesta.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Te quiero así....



Te quiero así, cuando al besarme muerdes.
Así cuando me agarras con fuerza,
Cuando me sabes tuya, por las buenas,
Cuando me puedes toda, cuando me doy entera.
Te quiero así, sumisa y complaciente,
Así dispuesta a ser como tu fuente.
Dispuesta a recibir de vos, toda la dicha...
Te quiero simplemente...
¿Y como traducir tanto deseo?
¿Y como descifrar lo que no digo?
Apréndeme a querer, aprende pronto...
porque el fuego...mi amor
esta encendido

Samaluc  2013

Feliz primavera

Hay una época del año en que no solo las flores se llenan de colores y habitan perfumes en el aire.Sino que también nuestros corazones lo vuelven a intentar...la piel deja pasar las caricias,los besos se enredan en la espalda y ríos de ternura descienden por tus causes. Así explota de vida tu vida y la naturaleza acompaña esa danza, dándote motivos para volver a renacer.
¡Feliz Primavera!

martes, 20 de septiembre de 2016

Karma.



Solo lo sabe Dios, cuanto lo intento,

poniendo el corazón cada mañana.

Dejando anclados sueños por las noches,

A orillas de la cama.

Quien algo me conoce se diría,

Que estoy enloqueciendo,

Que está no soy yo, pero es mi vida,

Que no pierda mi tiempo.

De todos modos creo, que en la tierra,

Estamos para vernos,

Con gente que será, de alguna forma,

Alumnos o maestros.

Quisiera despegar algunas noches,

Mi barco de ese puerto, que naveguemos juntos,

Esos mares bravíos y revueltos,

Que aprendas a luchar con mis tormentas,

Que conozcas a dónde van los vientos.

Que seas timonel de mis suspiros,

Que seas capitán de mis deseos.

Si eso no pasara, hay dos caminos.

O zarpó sola, buscando otro puerto,

O ambos nos damos por hundidos…

Y el sueño se habrá muerto.
              El agua en el desierto.

Tal vez somos amantes, de esos pasajeros,
De los que en el apuro de sábanas mojadas,
Se pierden de los besos, se pierden del deseo,
Por apurar sus ansias y ocultar sus secretos.
Tal vez somos amigos, de esos que se abrazan,
De los que comparten a veces  sus silencios,
De los que saben todo y conocen sus mapas,
De los que se recorren, de los más indiscretos.
Tal vez no somos nada, ahora que recuerdo,
Porque nunca me llama, tu boca por mi cuello,
Porque aunque resbalen tus manos por mi cuerpo,
Aunque tengas gemidos, que emanan de mi  sexo,
Porque aunque te cuente las cosas mas ardientes,
Tal vez tan solo somos, el agua en el desierto.
No habitas en mi mente…no habitas en mis sueños,
No habitas en mi alma…transitas por mi cuerpo.

SAMALUC  2/6716


Sueños sin sueño…

Desde niña, muy chiquita me costaba mucho dormir por las noches, me asustaban los ruidos y las sombras, escuchaba el crujir de las persianas de madera del living, el canto de los grillos, que se volvía una especie de mantra nocturno en verano, las ranitas del campo con que lindaba la casa de mis padres y los perros que aullaban a la luna o ladraban frenéticamente hasta la madrugada, enviándose secretos mensajes perrunos.
En fin, dormir era una tarea difícil, tal vez por eso nunca dormí siesta, necesitaba mucho cansancio para sucumbir a los deseos de la embrujada almohada.
A veces… otras…muchas veces; me entretenía imaginando historias y en mis sueños; siempre sobrevolaba la calle de mi barrio con ese camisón de plush con florcitas que solía usar, con manguitas largas y puntillas. Nadie me veía, pero recuerdo ver el auto de mi abuelo estacionado en la puerta , un Ford A de hace unos 80 años color verde botella, de esos que usaban manija, no alarmas; pero que nadie se robaba.
Veía las casas de los vecinos, reconocía sus patios, sus perros las sogas de ropa tendida en los fondos revoloteando con la brisa de la madrugada. Me detenía siempre en el poste de luz de la puerta de casa, allí había enmarañados miles de cables, de teléfono, de luz y vaya a saber de cuantas cosa más. Ese poste siempre me llamo la atención. Me pasaba horas al anochecer en la parecita de casa mirando a donde irían esos cables. Había un nido de horneros ahí y me encantaba verlos arreglar el nidito.
Allí el vuelo se detenía y comenzaba a caer, caer y caer hasta que el sueño se hacía insostenible e intentaba llamarme a mí misma para despertarme .Sentía que me aferraba a la sabana y movía con muchísimo esfuerzo una mano y cuando despertaba me daba cuenta, con espanto que aún seguía dormida, entonces intentaba llamar a mi papa, ya eran las tres de la mañana ; la hora en el que él se levantaba para ir al trabajo … se acercaba a mi cuarto y mi voz entrecortada le decía:-¡Paaa!!! ¿Me das agua? Él, que había tratado de hacer el menor ruido, posible me alcanzaba el agua, me daba un beso, me arropaba nuevamente y me decía:-Duérmase mi princesita de cristal.
Mágicamente descansaba, no había mas vuelos, ni ruidos, ni grillos, ni ranitas, la madrugada se hacía envolvente y somnolienta, la brisa se sentía entrando por las ventanas y hamacando levemente las cortinas del cuarto, el zumbido de algún mosquito errante se fundía en mis oídos alejándose, mientras me sumía en un plácido sueño, tan profundo; que era como ser acunada en una nube, suave, acogedora y cálida, ahuecándose como un nido, o el almohadón de raso de un mimoso gatito …allí despertaba por la mañana sin sobresaltos…y sin miedos.
¡Cuánto extraño ese vaso de agua a las tres de la mañana!, hoy, entiendo los sobresaltos de mi pequeña hija por las noches, cuando cualquier ruido la despierta o las sombras de su cuarto la asaltan en monstruosas figuras imaginarias.
Pasan muchos años a veces, hasta que nuestros miedos emergen en letras y forman palabras con que pedir ayuda ¿seremos capaces de escuchar esos pequeños gritos de auxilio?...no es fácil oír las vocecitas de otros, si nadie acudió ante nuestro llamado de pequeños…”-¡Paaa!! me das agua?”...”duérmase mi princesita de cristal”…


Publicado en una compilación muy bella de Silvia Bazan  por editorial Dunken en 2016


No toda la gente que ha pasado por mi vida, ha motivado una poesia o una historia.Eso no las ha hecho mas o menos importantes. reconozco que los grandes amores, sueños y dolores sacan mas letras...pero suele ser mejor el peor de los llantos...que la inmovilidad de no sentir nada.
El regreso

Pase una tarde maravillosa, recorrimos el pueblo y El me hizo de guía, contándome historias, mostrándome casas y riéndonos de todo.
Las horas se pasaron volando, después de unos mates  y viendo que la noche se cerraba, decidí regresar a casa.
Encendí el auto, me costó sacarlo del garaje, como siempre mi sentido del espacio se mueve en otra dimensión y creo que voy a  pegarle a los portones. Con sus indicaciones, salí. Un último bocinazo y un saludo con la mano, sellaron la partida.
Sabia que en el cuartel de  bomberos tenia que doblar,  eso fue tema de muchas bromas, para que lo recordara; aun así no preste atención cuantas cuadras eran, recordé que tenia que pasar un semáforo, así que cuando llegue  lo cruce y me perdí, di vueltas hacia  la plaza, bulevares, calles angostas, unas muy poco iluminadas por cierto, llegue con horror hasta la orilla del arroyo sin saber como salir. Allí percibí esa aterradora sensación, que el pueblo se encargaba de retenerme, hasta que te vi parado en la esquina de los bomberos nuevamente haciéndome señas, te abrí la puerta y alma me volvió al cuerpo, todavía quedaba un poco de agua en el termo así, que tomamos unos mates mientras charlábamos alegremente, te reías mucho que me hubiese perdido tanto, pero a pesar que sabia que te burlabas de mi, era  inmensa la tranquilidad al saber que me dirías el camino.
Salimos  a la ruta en unos quince minutos que pasaron rapidísimo, a pesar de la oscuridad del camino, me ibas diciendo cuando se acodaba, las curvas cerradas, las partes sin marcar. En fin baje la radio para que podamos evocar la desopilante tarde, en que por saltar una zanja y hacerme la acróbata, caí contra tus piernas, pegándote un topetazo, que aun me duele y termine sentada en una planta llena de espinas, que llevo adheridas al pantalón como un cactus.
Reímos hasta poco mas hacernos pis encima. Después; la recorrida al cementerio, ahí lograste asustarme cuando metiste la mano en el cajón de una cripta abandonada para decirme que me darías la cabeza, se que salí espantada entre las tumbas, mientras te reías jurándome que era una broma.
Sacamos fotografías de las inscripciones más antiguas y queríamos una del portal de entrada, pero al salir nos topamos con una legión de la comunidad boliviana, cargados de cajas con bebida y comida y por un puesto su ataúd, con algún familiar fallecido. Tu humor negro también salió a  relucir y nos fuimos antes que empiece la fiesta. A veces reírse de la muerte es una forma de engañarla.
Ya llevábamos una hora de viaje, en esta época del año a las 19 hs ya esta oscuro, muy oscuro…
Aproximadamente  a las 20 llegue  a casa, pare el auto para abrí el portón, vos me sonreíste y cuando subí para entrar el auto, no estabas ahí, tampoco el olor a  tus cigarrillos, ni tu perfume, ya tenia señal en el teléfono y entraron los mensajes como catapultas.
Un mensaje tuyo…” ¿Que paso que me llamaste? ¿Llegaste bien? ¿Te perdiste? No tenía señal en el teléfono. Por favor avísame cuando llegues así me quedo tranquilo, pase una hermosa tarde”.
Entre el auto y cerré, no sabia si estaba loca o habías estado a  mi lado, no sabia…es mas, aun; no lo se.

SAMALUC


                                                                                                                         
¡ Buen Día!!!!! Que tengan el dia que se merecen,o el que soñaron pero recuerden que es irrepetible; aprovechen!!!!

lunes, 19 de septiembre de 2016

Luz Verde



     Tenía sus ojos cargados  de impaciencia al salir del auto, por un segundo lamento haber aceptado la cita.
     Bajo, no lo pensó más, se dio el último toque de perfume, acomodó su escote y tiro la moneda.
     Se sentó en el bar, tomando su celular, envió un mensaje avisando que ya había llegado…detestaba la impuntualidad más que  a las serpientes.
     Pidió un café y como al descuido, saco un espejito para retocar su maquillaje.
     Ya habían pasado cinco minutos y él aún no había aparecido.
     En el bar comenzó a sonar una banda,  demasiado ruidosa para su gusto y esto aumento su creciente mal humor.
     Era momento de llamarlo…él no respondió.
     A su alrededor las caras comenzaron a pesarle, todo allí la aburría, debía entretenerse en algo, decidió observar gente; un pasatiempo que de vez en cuando la ocupaba, la divertía imaginar historias sobre todos.
     En la mesa, ubicada delante de la suya, se encontraba una pareja mayor. Ella con su prolijo té con leche, él con un café de jarrito.
     Ella con un libro de Jorge Bucay, él con un periódico  en el suplemento de deportes...
     Solo cruzaban miradas y sonrisas, de vez en cuando él tomaba su mano dulcemente y ella  la apretaba unos segundos, con una caricia cómplice.
     Aquella pareja inspiraba ternura y esperanza, para cualquiera que pensara que el amor; era cosa difícil.
     Por segunda vez, sus ojos recorrieron el bar y se detuvieron en la mesa de su izquierda. Allí estaba un joven de aspecto desgarbado que seguramente no tenía espejos en su casa,  llevaba una remera roja, campera marrón  y por lo poco se podía adivinar bajo la mesa, un jean negro.
     Ella pensó que esos colores juntos eran espantosos y que algunas personas no debían permitirse esas excentricidades.
     Por suerte la banda decidió cambiar de ritmo, el celular de su vecino de mesa, tenía un tono molesto y para colmo sonaba a cada instante…esto también la irritaba; tal vez todo contribuía a su impaciencia.
     Realmente ya se había ensañado con ese hombre, que a cada rato  sonaba su nariz con un gesto desagradable y ponía los papeles dentro del bolsillo de su campera, como atesorándolos….dejo de observarlo por un momento, ese ritual  la descomponía.
     Volvió la atención a su teléfono, harta de esperar, eran los quince minutos más largos de su vida, se paró, pago en la barra y se fue.
      Al subir al auto y tomar la autopista, su celular comenzó a explotar de mensajes:
-“¿Dónde estás?”
-“Te estoy esperando”.
_” ¡Por favor!!!!¡¡ Socorro!!!!!Mi alergia me está matando”.
-“Apurate dulce, no veo la hora de conocerte”.
-“La mujer de la mesa de al lado usa un perfume horrendo, me está asfixiando!!!!.”
Ella detuvo el auto en la banquina para responder:
-“Estuve quince minutos en el bar y no llegaste. “
-“Soporte un asqueroso guardando paquetitos de mocos en su bolsillo je je je...”
-“Bueno, parece que nos desencontramos, otro día será, llego a casa y chateamos .Besos...”
     Llego a su casa, corrió  a la computadora, no veía la hora de chatear con su príncipe virtual, en la pantalla la esperaba un ramo de rosas con un mensaje que decía:” No hay mundo más perfecto, que el que se abre cuando tu luz verde se enciende….para vos mi princesa”los ojos del corazón, decidieron cerrar los de la realidad…Y vivieron felices para siempre….o No.
Samaluc 28/10/2015


Me duele el alma

Me duele el alma, al pensarte,
las palabras no me salen y una lagrima,
se resbala por mi cara, sin mojarte...
Me duele el pecho de extrañarte,
los momentos que pasamos lo aceleran y el corazón,
se queda entre mis manos,
sin latir un instante.
Y allí estas, mirándome a los ojos,
metiéndote en mi alma,
y allí estas, hablándome despacio
pidiéndome que pare de llamarte...
dejando que te deje...sin dejarte.
A veces, rozando la locura te pregunto,
comento mis cosas como siempre,
te dejo algún mensaje,
Se activa tu foto en mi teléfono,
y viéndome en tus ojos eternamente tiernos,
invento mil señales, para que no estés lejos....
Me duele el alma amor, y espero que me digas...
Buen día dulce o ¿como va tu día? ¿En que andarás bebe?...
tus frases repetidas....mi cielo las extraño.
Me duele el alma amor y quisiera aburrirme,
mil noches a tu lado, reírnos de películas horribles que elegía,
compartir una cena, alimentar los peces, jugar, besarnos tanto....
Me duele el alma amor y quiero que me abraces,
que me beses la frente, me acaricies el pelo,
y digas como siempre ya va a pasar mi amor....tranquila,
no llores que te quiero...
Me doles tanto...daría media vida por volver a besarte
Pero daría todo porque nunca te marches...
Samaluc 30/9/14

Voy a ponerte lejos

Voy a intentar borrar tus besos de mi boca,
Desdibujar de a poco ,tus manos de mi cuerpo,
Voy a intentar no verme calmada en el reflejo,
De tu mirada tenue……voy a ponerte lejos.
Voy a dejar a un lado las trampas de mi mente,
Que de seguro llevan, a un siempre recordarte,
Voy a empezar de nuevo…al menos a, intentarlo…
Voy a quererte menos… ¡voy a extrañarte tanto!….


Samaluc 21/12/13

No alcanzan...

No alcanzan las estrellas,
Para decir que hay cielo.
Ni el agua forma mares,
Ni árboles son bosques.
No alcanzan muchos besos,
Para formar te quieros.
Ni ausencia es extrañarte.
Ni no tenerte olvido...
No alcanza tener todo,
Para sentirse pleno
No alcanza respirar
Para sentirse vivo.
Te tengo en esta ausencia,
Me faltan tus latidos.
Me sobran los silencios...
No importan los sonidos...
Habitan en rincones,
Sonrisas ya pasadas..
Se escurren muchos llantos,
Susurros y gemidos.
Y en cada despertar,
Espero que me abraces.
Y en cada atardecer..el sol
Deja de arder...pero yo no te olvido.

SAMALUC

Tentación

   

Corría Noviembre, el  calor era insoportable, la humedad se sumaba.
Ana había dejado los chicos en la escuela y se disponía a lavar ropa, Jorge  no llegaría a almorzar y eso le daría un respiro para relajarse un momento.
Un poco de música, esencias aromáticas y un baño. La computadora parecía llamarla como una serpiente en el paraíso.
Ningún mal le haría  a nadie por chatear un rato.
 Estaba casada hace  trece años, se habían conocido en el último año de la secundaria, Jorge había sido su único hombre, se habían divertido mucho,  rápido llegaron los niños y ello había sido un puente que a veces alejaba, más que acortar las distancias.
Su nombre de fantasía era Ámbar, y su avatar cadenas enredadas sobre unos senos, que ciertamente no le pertenecían.
Chateaba con  amigos recurrentes y en particular  con un extraño personaje que se hacía llamar_Tu amo.
A diferencia de otras charlas, las que mantenía con él producían en ella una especie de fascinación.
Él se mostraba distante, seguro, varonil, dominante y a su vez protector; ella le confiaba sus más íntimos deseos, los secretos que no se hubiera  atrevido a repetir ni siquiera con el espejo.
Esa tarde esperaba la llamada de Jorge, una chispa de amor,  que no se hubiera olvidado del aniversario…
Sonó el teléfono, Ana dejo de ser Ámbar por unos instantes y corrió a atender con una sonrisa.
_Hola amor, te llamaba para avisarte que paso a  buscar los chicos por el cole, nos vamos a lo de Cacho y los llevamos a pescar el finde, así que te quedas solita reina, vas a descansar un poco de nosotros, corto con un te quiero, Besos.
Cacho era su mejor amigo, se conocían desde pequeños, desde el jardín de infantes eran inseparables.
Ni una palabra del aniversario, ella sintió morir de tristeza, sus mejillas comenzaron a  arder de enojo. Pensó, es una porquería, un desgraciado, un insensible y antes de terminar su ultimo pensamiento, rompió a llorar. Se apoltrono en el sillón y miro de re- ojo la pantalla de la computadora, una luz titilaba.
Era: _tu amo, la charla  había quedado al rojo vivo antes que el teléfono  sonara.
Solo esta última frase no había sido leída:-“ Ámbar ¿jugamos esta noche? te espero en  plaza Los Andes, del lado de Guzmán, tranquila que yo voy a encontrarte, no me busques, el pacto es sin palabras, sin ojos, solo placer. Te espero a las once, la noche provee una tormenta, se puntual.”
Se sobresalto, iba a responder, pero él se desconectó. Aguardo expectante otro mensaje que jamás llego.
La idea le rondaba la cabeza y el solo pensamiento de ese desconocido la estremecía.  Se decía a si mismo que era una locura, ¿qué pasaría si salía y Jorge la llamaba? era una total locura .Termino de hacer sus tareas y decidido darse otro baño de inmersión, se depilo, lavo su cabello, se perfumo, arreglo sus manos y sus pies… ¡Cuánto hacia que no tenía tiempo para esas cosas! Mientras secaba su cabello se acercó a la maquina una luz titilaba y por su espalda corría una mezcla de deseo, desesperación, miedo, culpa y tentación…Su mano toco el teclado y solo decía: -Te espero.
Eran las diez, se levantaba una briza pesada que anunciaba una tormenta, se vistió, falda de seda,  musculosa trasparente que dejaba ver su ropa interior, se maquillo apenas, coloco perfume en su cuello y en sus senos…sonrió, tomo las llaves del auto y salió en busca de esa loca  aventura. Para no pensar, puso la música en su auto y abrió la ventanilla, necesitaba mantenerse firme, era Ámbar, ella jamás hubiese dudado en entregarse a esta experiencia.
Llego al parque, la incipiente tormenta mantenía alejada la gente del lugar, estaba casi desierto y el viento aumentaba. Aguardo en un banco. De repente sintió que alguien cubría sus ojos con las manos y besaba dulcemente su cuello, intento girar pero fue sujetada con firmeza, el coloco un pañuelo de seda en sus ojos y tomo su mano fuerte, pero  con dulzura, su mano era pequeña dentro de la de él, ella no temió y camino lentamente.
 La ayudo a  subir  a un vehículo, el aroma a limón en los cueros del tapizado y la fragancia que  emanaba la piel de aquel misterioso hombre, le
agradaban. Ninguno de los dos emitió palabra, de vez en cuando él le  acariciaba el rostro, rozaba sus senos,  colocaba su mano abriéndose paso en su entrepierna. Ella temblaba y se estremecía… no se negaba al placer.
Llegaron  algún lugar, la lluvia ya se había desatado, se sentía aroma a tierra húmeda y el sonido de árboles sacudiéndose.
 La cubrió con una campera, entraron en un lugar cálido, el pañuelo no le permitía ver nada; él lo ajusto un poco. De pronto sintió esa presencia detrás de ella, corrió su cabello, beso su cuello, atrevidas manos se colaron  por su blusa y a fuerza de besos quito su ropa, cuando ella intento tocarlo ato sus manos, con una cuerda cubriéndolas de besos. Había tanta firmeza y pasión en sus acciones que no se atrevió a negarse. La acerco a una columna y sujeto sus manos  ya no había vuelta a atrás, antes que el pánico se apoderara de ella, él tomo su falda y la arranco mientras lamia su piel , abrió sus piernas y luego de besar su sexo y procurarle un placer infinito con su lengua , comenzó a rozar su puño, buscando una entrada, tuvo miedo, él cubrió su boca con la suya y le hizo el amor en un beso ,interrumpiendo  ese rito con gemidos hasta que aquel puño se perdió dentro de ella proporcionándole sensaciones que jamás había sentido, la explosión de su orgasmo fue tal que no pudo describirse,  la coloco boca abajo sobre la cama, la acaricio hasta sentarse sobre ella y penetrarla, al principio un dolor y  ardor se mezclaban con lo prohibido, pero un chirlo en sus nalgas corto su pensamiento para desatar aún más gemidos…solo rompió el contrato para pedir más y más…hasta que la madrugada los encontró empapados entre las sábanas.
     Por la mañana, estiro su mano y no hallo a nadie, unas espinas de rosas pincharon su dedo, tenía miedo de sacarse el pañuelo,  un tibio olor a  café la estimulaba a hacerlo, se quitó la venda, vió trece rosas sobre la cama y el desayuno servido, una pequeña nota decía: “Feliz aniversario mi amor, sos maravillosa, gracias `por ceder a la tentación, te amo Jorge Tú amo”
     Antes de poder pararse de la cama Jorge salió del baño, Ana entre vergüenza y deseo se incorporó, él  la beso en el cuello, la mordió con pasión y ella calló y se entregó al placer de ese hombre, que había sido el único hombre de su vida. Su amo…

SAMALUC

  Publicado en 2016 en Le Croupier Vol 3, ediciones Croupier



La cerca

La cerca


Habían pasado dos otoños desde que ella había partido, el jardín algo maltratado por la tristeza, aun conservaba las rosas, algunos geranios, una gran enredadera y los robles que adornaban con sus copas rojas y amarillas la tristeza de Ezequiel.
El tenia unos cuarenta y algo de años, en realidad no puedo precisar la edad exacta porque hablaba poco y solo nos cruzábamos en el regar  de los jardines al atardecer y algún buenas tardes  ,arrancaba uno que otro comentario de poca importancia.  Aun así era llamativa su tristeza, su mirada perdida y lánguida, encerrando fantasmas en sus pálidos ojos  grises, su barba rojiza y desprolija no dejaba adivinar el contorno de su boca, la misma  que apresaba tantas palabras de amor que alguna vez debe haber pronunciado.
Era misterioso, si, pero amable y educado, llevaba en aquella casa tantos años, que se hacia parte del paisaje; solía salir a  hacer sus compras muy temprano y evitaba cruzarse con los curiosos del barrio que lo escudriñaban tratando de develar sus morbosas intrigas.
La casa había pertenecido a su abuela, que  a su vez la heredo a su madre y sus tías, ellas a el, siendo el ultimo hasta la fecha del extraño linaje de los Almada.
Las mujeres de esa familia, tenían historias dolorosas y terribles que algunas  recorrían como leyendas urbanas las siestas, trasmitidas a las niñas, como la historia del hombre  de la bolsa intentando con miedo, lograr obediencia.
Nadie sabia si eran o no ciertas, pero tampoco importaba demasiado, según quien las contara ahondaban en detalles mas o menos escabrosos.
Comenzaremos por Manuela Almada, la joven que había llegado a la casona por 1920.En aquellos tiempos la quinta contaba con muchas mas hectáreas, grandes jardines regados con palmeras y hasta un pequeño lago, con el tiempo y la urbanización fue  perdiendo terreno, pero no clase ni misterio. La señorita Manuela había estudiado en España y regresado para casarse con un importante joven, hijo de banqueros porteños, familias de excelente posición que habían  acordado su enlace cuando los pequeños aun jugaban en los jardines de la casa. Una joven pelirroja de ojos grises transparentes, refinada, con rostro pálido y manos pequeñas, dulce pero con un gran temperamento, aunque sus padres la comparaban con una pequeña hada de cabello de fuego.
El verano que Manuela regreso ,era caluroso, agobiante se había preparado una hermosa y elegante recepción, legiones de criados desfilaban apurados por los hermosos jardines diseminando manteles y flores para engalanar la casa, al atardecer un escenario iluminado para la orquesta daba apertura con susurros de violines a la gran fiesta.
Los invitados comenzaron a llegar , un resplandeciente Ford T sin capota, color borravino irrumpía por el sendero y dejaba ver la elegancia de la familia Guzmán, que se acercaba con sus dos hijos, Gabriel y Ernesto, los mellizos Guzmán los llamaban casi todos sus amigos y les era bastante difícil distinguirlos, excepto a Gregoria ; su madre que jamás podían engañarla.
Gabriel era alegre, bromista atrevido, un muchacho muy prometedor según sus padres, pero tremendamente mujeriego, causa por la cual mas de un problema habían tenido sus padres, intentando reparar sus tropelías y que no terminaran en escandalo.
En cambio Ernesto era callado, pensante, inteligente, pero sumamente tímido; claro que igual de buen mozo que su hermano.
Su madre no dejaba de hablar de sus dos tesoros ni de mencionar el excelente partido que serian para cualquier muchacha de la alta sociedad porteña.
Consideraban a Manuela una preciosa joya, digna de Gabriel y la mujer adecuada para que el muchacho al fin siente cabeza y forme una familia respetable, continuando su linaje y poniéndose al frente de los bancos y negocios de su padre. No era secreto para nadie que Gabriel era el preferido de su madre.
La música sonaba y los concurrentes llegaban, el clima se hacia cada vez mas animado, el tintinear de una copa llamo la atención de los invitados, era  el sr  Almada que presentaba a los asistentes con orgullo, a su hermosa hija Manuela, y anunciaba el compromiso de los jóvenes que no se veían desde que eran muy pequeños.
Tomo las manos de Gabriel y Manuela, entre la incomodidad de la muchacha, cargada de ciega obediencia y resignación y los ojos ardientes de Gabriel, que dejaban traslucir sus incestuosos pensamientos hacia la muchacha.
Mientras hacia el anuncio con orgullo desmedido y ante los aplausos de los presentes, Ernesto observaba desde una mesa levantando su copa sin quitar sus ojos de los de Manuela que devolvía esquivas sus miradas; dándole color  a sus mejillas que le ardían al encontrarse con sus ojos.
La velada transcurría entre bailes y risas, copas y mas risas, los hombres se agrupaban a contar historias, viajes y superficiales  affaires, mientras que las muchachas ansiaban que alguno de ellos posara su mirada en ellas y pudieran robar un baile.
Algo si era cierto, todas, absolutamente todas envidiaban la suerte de Manuela, que se llevaría al soltero que arrancaba sus suspiros.
El calor, se hacia cada vez mas agobiante,  el baile y el  atrevimiento del alcohol aumentaba la osadía de los jóvenes.
Los  muchachos daban un paseo por los jardines, allí volvieron a cruzarse, sus ojos parecían extraviarse en sus almas, una ventisca hizo volar la chalina de Manuela, Ernesto corrió para ataparla y la mano de Manuela y la de el se rozaron, ella sintió que la sangre se escapaba por sus mejillas y sus labios se volvían llamas, sus ojos se volvían cristales en los que el podía mirarse aterrado, vibrante ante aquella mujer que encerraba la belleza y la dulzura mas perfecta, dentro de aquella muchacha, poblada de inocencia. Se disculpo, ella agradeció, pero el no podía oír sus palabras, solo el eco de una voz suave que hacia vibrar su cuerpo varonil, tensando sus músculos hasta el punto de no poder moverse de aquel lugar por miedo a que alguien notara su exaltado estado. Manuela le rogo que la esperara allí junto a la cerca entre los rosales, el no se atrevió siquiera a contrariarla, la joven regreso presurosa con un refresco entre sus manos, que el bebió con la sed que  tenía su cuerpo y su alma en ese instante.
Ernesto al entregarle la copa, agradeció besando su mano sus ojos se enredaron con los de ella, de un modo imposible de  desenmarañar y sus bocas se sintieron presas de beberse irresistibles, así llego el beso, aquel beso que cambiaria sus vidas. Manuela corrió turbada, sin poder explicarse aquel arrebato, sin entender como sus labios habían sido de Ernesto, quien en  meses apenas seria su cuñado, cuando aun jamás había besado a Gabriel…lo que es peor aun ya tampoco deseaba hacerlo.
La fiesta concluyo y los invitados comenzaron a retirarse, en las orillas del lago algunos jóvenes atrevidos buscaban los lugares mas oscuros para robar besos de las muchachas que la noche y la bebida habían aturdido, entre ellos estaba Gabriel quién tenia entre sus brazos, a una joven que no parecía negarle nada..,
Ernesto lo miro y Gabriel con una risa burlona le dijo:-¡Aun estoy soltero hermanito!!! Y continúo en lo suyo sin importarle que alguien pudiese presenciar aquella Dantesca escena, en casa de su prometida.
Manuela se encontraba dentro del salón, lo cual tranquilizo a Ernesto, se hubiese sentido terrible, que aquella escena grotesca insultara a la muchacha, evidentemente; Gabriel no cambiaria y el sentía con mayor enojo que no merecía a Manuela.
Se despidieron las familias acordando un almuerzo en el campo de los Guzmán para la próxima semana y así acordarían los detalles de la boda y los negocios familiares que se verían fusionados, con mayores intereses que el amor que los muchachos pudieran o no fomentar.
Ernesto beso la mano de la muchacha, mientras que Gabriel quiso besarla pero ella corrió su boca y le ofreció la mejilla con incomodidad, sin dejar de notar el rouge en su camisa, al instante Ernesto lo tomo del brazo y le dijo: Vamos hermano bebiste mucho no creo que la Srta. Manuela quiera besar a un prometido ebrio, vamos a casa, disculpe Ud. señorita Manuela creo que celebro demasiado; un placer haberla vuelto a ver.
La familia partió en su auto lujoso, perdiéndose entre la oscuridad de la noche las luces hasta desaparecer, también la mirada de Manuela había desaparecido en aquel camino, allí se iban sus hombres; el que seria su esposo y el que seria su amor.
Dicen que Manuela se caso con Gabriel ese  año a fines del verano, que aquella fiesta fue la mas comentada por años, los novios mas hermosos y muchos también dijeron, la novia mas triste que hubieran visto.
Los jóvenes partieron a Europa en viaje de luna de miel y para cuando regresaron el padre de la joven había enfermado y se había trasladado a la estancia de Córdoba, por consejo de los médicos, por lo cual la casona seria el hogar del nuevo matrimonio.
Gabriel se hizo cargo de algunos negocios de don Almada, y de otros de su padre, viajaba y era poco el tiempo que dedicaba a su bella y joven esposa, quien pasaba sus horas entre libros y flores, arreglando los rosales, especialmente  aquellos que rodeaban el cerco, donde se alzaban los robles, aquellos que habían sido testigos mudos de un beso de amor; el único beso de amor que sus labios habían  recibido.
Luego de mantenerse alejados por mucho tiempo, Ernesto y Manuela volvieron a encontrarse, una noche que debido a una tormenta y el estado de ebriedad de Gabriel, le hubiese sido imposible  manejar de regreso a su casa, por lo cual su hermano, lo acompaño.
Al bajar del auto con Gabriel apoyado en su hombro, Manuela no tuvo ojos más que para Ernesto, intento disimular su ansiedad, su pulso, su rubor, tomando a su esposo del otro brazo para ayudarlo a recostarse en la cama.
El cayo redondo sobre la cama, sin esbozar más que una mueca burlona y un:- Creo que bebí demasiado preciosa.
Aquel momento que había soñado tantas veces, llego. Volvieron a encontrarse, miraron la lluvia en silencio unos segundos desde la galería, el fresco se hacia sentir y los arboles se agitaban, igual que sus corazones, los sirvientes se habían acostado, tomaron una taza de te y charlaron por horas, rieron, hasta que una lagrima cruzo los ojos de Manuela y se derramo como la lluvia sobre sus pálidas mejillas…:-Hubiese sido maravilloso que  el fueras tu; le dijo entre susurros.
Ernesto la tomo de la mano, cubriéndola de besos con ternura, subió por su brazo hasta su cuello y sus bocas volvieron a juntarse, la pasión se apodero de sus cuerpos y la razón abandono sus mentes. Se amaban y vaya si se amaban…pero a veces el amor no es rosa como lo esperamos.
Se quedaron dormidos abrazados tendidos sobre una manta, sin escuchar ni la tormenta, ni a Gabriel que se había levantado por una copa y buscando a su mujer.
Los miro unos segundos, dormidos abrazados, desnudos, incrédulo tal vez que aquello pudiera ser posible. Tomo la escopeta, arranco a Manuela de la escena y apunto a su hermano en la cabeza, gritando todo tipo de improperios hacia ella. Ernesto se incorporo, le arrebato a Manuela de las manos, la abrazo queriendo protegerla, forcejearon pero Gabriel estaba tan ebrio que tropezó y el arma se disparo entrando una bala por su mentón y explotándole la cabeza. Los sirvientes se levantaron y vieron a los jóvenes abrazados y a al otro bañado de sangre, en los gritos solo se escuchaba, el señor Ernesto se  mato, el sr Ernesto se ha suicidado!! Y allí Ernesto murió, para ser Gabriel.
La familia no podía afrontar un escandalo así, por lo tanto inventaron un viaje, callaron a la servidumbre y sepultaron al joven en la propiedad, mas precisamente en la cerca, debajo de los rosales, junto al roble, Manuela eligió el lugar asintiendo que seguramente a  el le hubiese gustado.
La pareja se mudo a Córdoba un tiempo, en donde Manuela quedo embarazada y dio a luz una hermosa niña a quien llamaron Estela y quien seria con los años la nueva habitante de la casa. A los pocos años nació Alma, pequeña y enfermiza, tristemente Manuela murió al dar a luz a la niña y Ernesto ya no volvió a sonreír, hasta  dicen que ni viendo crecer a sus hermosos soles pelirrojos volvió a ser feliz…un día murió de tristeza, lo encontraron  en su cama tendido.
Los años pasaron y al morir su abuela volvieron a Buenos Aires; a la vieja casona, al cuidado de un ama, las niñas crecieron, Alma muy débil y con muchos problemas de salud, había sufrido parálisis y se veía impedida de hacer algunas actividades por lo cual solían verla en la galería, con una manta, observando el jardín y como su hermana correteaba  entre las flores y juntaba algunas que le obsequiaba.
Habían disfrutado pocos años de su madre y su padre solo había sido un tierno hombre que se derrumbo cuando ella murió.
Alma era muy débil pero determinada, con carácter, en cambio Estela se mostraba dulce, complaciente y muy alegre, era una campana que tintineaba desde las primeras luces del alba hasta caer dormida. por las noches conversaban con Alma de sus sueños, ella quería viajar como su madre, estudiar en Europa y casarse con un gran amor, en cambio Almita, quería ser escritora, tenia decenas de diarios, en los que escribía sus sueños, que entre realidad y ficción dejaban ver sus días y noches de desvelos y la sombra de su pálido sufrimiento. Una noche de tormenta en que las muchachas ya se habían convertido en dos jóvenes preciosas, de desato una tormenta que duro días, azotando con sus vientos y lluvias, dejando tendidos arboles, ramas y flores como una alfombra de destrucción en los hermosos jardines.
Cuando aun la tormenta estaba en su esplendor, la radio informo de la fuga de tres presos del penal, todos condenados a perpetua por múltiples asesinatos, robos y crímenes aberrantes. El ama de llaves aseguro puertas y ventanas y los sirvientes tomaron también sus previsiones, ya que la casa se encontraba  a pocos kilómetros del penal.
La tormenta se agudizo la crueldad del viento se hizo mayor, algunas ventanas de la casa parecían querer explotar, una rama cayo contra la ventana de Alma, la joven grito del susto, con dificultad se acerco a la silla y fue a  rastras hasta la misma, intentando cerrarla, cuando unos ojos negros y penetrantes se clavaron en ella, no falto un instante para que se abalanzara colocando la mano sobre su boca y sacando a  la muchacha por la ventana bajo al lluvia. Se escucharon unos tiros, gritos y las suplicas de  Estela, hasta que ya nada se oyó .La mañana sorprendió al paisaje con pequeños ríos de sangre por los cuartos, los cuerpos de los criados sin vida estela inmóvil en su cama, con el dolor de los golpes y el vejamen de aquella espantosa noche que cambiaria su vida para siempre.
Alma no había corrido siquiera su misma mala suerte, su cuerpo débil se hallo junto al roble, golpeada, sus ropas rotas su hermoso rostro hinchado y sus dedos frágiles cubiertos de sangre, de haberse defendido con fiereza.
Alma ya no respiraba, la lluvia piadosa había lavado un poco su dolor y dejado cubiertos de flores sus cabellos y sus enormes ojos grises miraban aun con un grito de socorro, rogando que aquel dolor al fin culminara.
Los vecinos notaron por la mañana que los criados no salían a recoger el desastre de la tormenta y pasados unos días la policía llego a la propiedad, encontrándose con el desolador paisaje.
Estela aun estaba en la cama, presa de un estado catatónico, los demás cuerpos ya en descomposición regados pro la casa y Alma ya desfigurándose por el proceso  de putrefacción lógico de la injusta muerte que no respetaba su inigualable belleza.
Los médicos internaron un mes casi a Estela hasta que pudo regresar a la casa, recuperada de sus heridas físicas; nuevos criados fueron asignados. El desastre de la casona, el horror fue parte de todas las leyendas que circulaban en el pueblo, almas en pena, misterios apariciones, y tantas otras cosas se hicieron parte del folklore popular.
Los médicos no hallaron la causa física a su silencio, pero Estela ya no pronuncio palabras…nunca mas, su hermosa boca purpura solo se abrió para volver a gritar ocho meses después cuando dio a luz un precioso niño de ojos grises pálido como la nieve, cubierto de pecas y cabellos rojizos, fruto de aquella terrible noche en que murió su vos. Ella bordo su nombre en un pequeño ajuar que hizo con sus habilidosas manos: allí decía “Ezequiel” y así se llamo aquel pequeño que lleno de risas su silencios, que pobló de juegos los caminos de sangre  que llevaban hasta la galería, que reparo las ventanas que aquella noche dejaron salir de pero a  Alma; el mismo niño que creció leyendo a su madre que con ternura acariciaba su cabeza y lo besaba, durmiéndolo en su regazo con la mayor de las ternuras. Cuando Ezequiel ya había cumplido 17 años comenzó la facultad estudio psiquiatría, tal vez tratando de averiguar como curar a su madre o tantos otros que habían sufrido traumas parecidos. El roble y los rosales eran los lugares preferidos de Estela, que plantaba y cuidaba las flores con denodado esmero.
Una mañana Estela no se levanto, era joven y bella, los años y el dolor no habían podido con ello. Ezequiel fue  a saludarla como todas las mañanas pero su rostro estaba frio, se veía bella como una muñeca de fina porcelana, y así también de helada…su corazón que tanto había sufrido y callado se había detenido y sus labios se habían sellado para no dejar nunca salir mas gritos, ni suplicas…al fin descasaba.
Su hijo sabiendo que la haría feliz rego sus cenizas en el cerco, en donde los rosales que ella cuidaba con tanto esmero crecían y se enredaban con pasión unos con otros, allí donde yacía Gabriel, donde Alma había dejado su mirada fija, allí donde su abuela Manuela había dado su primer beso de amor, allí descansaría…allí junto a la cerca.
Ezequiel desbastado paso días sin salir de la casa, sin volver  a su trabajo en la clínica. Pero mas tarde o mas temprano tuvo que regresar, desde ahora estaría solo, completamente solo, no necesitaba trabajar para vivir de hecho su familia había acumulado la suficiente fortuna para no tenerlo que hacer por varias generaciones. La casa ya no era la misma, se habían cedido algunos terrenos para construir una capilla, la zona del lago ya no existía y si bien la residencia era muy amplia, había comenzado a rodearse de casas y de pueblo.
Emprendió un viaje del cual regreso al año con Clara, una joven que conoció en España, de cabellos negros y ojos de almendra, risueña pero pálida, como la nieve, aun así se lo veía animado hasta me arriesgaría a decir que feliz.
Clara tomo la posta de las damas familiares y cuido los rosales con el mismo amor que lo hacia Estela, con besos y caricias Ezequiel devolvió ese amor cada día, se los veía dar largos paseos al atardecer o al comenzar el día, mientras bromeaban  y reían. Al fin la vida le daba un paréntesis de luz a su sombría vida, al fin aquella casa volvía a ser testigo del amor.
Una tarde Clara se sentó bajo el roble mientras el le leía un poema, se la notaba muy cansada, delgada y algo desmejorada, el había dejado de salir y pasaba mayor tiempo  a su lado, el Dr. Gutiérrez, medico de la familia, iba y venia a diario.
Nadie preguntaba que sucedía, muchos temían que la Sra. Clara sufriera de alguna enfermedad grave, pero el silencio era una norma elemental de aquella casa.
Clara padecía leucemia, emprendieron un viaje, buscando tratamientos alternativos, el dinero no era un obstáculo, a los seis meses regresaron y Clara parecía estar mas animada y fuerte.
Se los veía abrazados bajo el roble como antes, uno de esos días de otoño Clara le dio una carta que decía.
“Mi amor, cuando yo me muera, no quiero que me llores a mares, te lo digo ahora para que puedas abrazarme, besarme llenarme de mimos, decirme te amo y hacer que mi piel se haga eco de tus dichos, hoy puedo sentir todo eso, mañana si muero no podre hacerlo y lo que sufras será en vano.
Se feliz te ruego, por el tiempo que sea, solo me iré primero, pero voy a esperarte a donde vaya, porque un amor tan grande no puede terminarse aquí en la tierra, de seguro a donde vaya, habrá lugar para los dos.
Por favor cuida las rosas, y hazme parte de la tierra que las alimenta, para florecer cada primavera con ellas y perfumar tus paseos y tus días. Te amo y no importa cuanto tiempo estemos juntos, voy amarte por siempre y se que tu también lo harás, por eso no llores cuando me vaya, llora hoy que aun puedo enjugar tus lagrimas y sécarlas con besos, que aun puedo consolarte entre mis brazos y callar tu llanto, ámame hoy, víveme hoy….mañana es parte del azar…del cual nada sabemos, ni nada podemos esperar. “
Tuya por siempre
Clara
Ezequiel entre llantos y suplicas la colmo de besos, se amaron bajo el roble hasta que la noche los encontró tendidos; muy juntos, Clara sentía frio, así que entraron a la casa, los días subsiguientes ella desmejoro mucho, comenzaron a administrarle mayores dosis de medicamentos, dejo de caminar, la debilidad no se lo permitía , así que el la cargaba hasta el jardín como a una eterna novia y la colocaba cómodamente bajo el roble, allí le leía poemas de amor que le escribía, con pasión, conversaban y pasaban los días, aquellos últimos días…que no sabrían cuantos.
Una mañana de otoño Clara lo beso y cerro los ojos para siempre, el le había cortado sus rosas preferidas, esas rosas blancas que embriagaban de perfume la habitación y que fueron la ultima fragancia que aspiro antes de irse.
El la lloro días, sin poder cumplir su promesa de no hacerlo, mantuvo su carta entre sus manos y se lo veía bajo el roble consternado, esperando que ella vuelva, aunque más no fuera un rato. Cumplió su deseo y una mañana junto sus cenizas con la tierra y desde ese día, el cuido las rosas y rego el jardín como hoy, que dos años después lo vuelvo a  encontrar como tantas veces junto al cerco.

Si estas historias son ciertas o no, nadie lo sabe, pero algunos aseguran que las almas de las Almada sollozan por las noches y en las tormentas pueden oírse aun algunos ruidos extraños, estallar de escopetas, llantos, gritos, pedidos de auxilio y sollozos y que nadie, pero nadie se atreve a  acercarse al cerco, porque las rosas blancas de esa casa tienen las espinas mas largas que se hayan visto…pero el perfume más hermoso.
Bienvenidos a mi casa,pasen, dejen sus zapatos y apoyen los pies en la arena tibia, descansen a la orilla de las letras, recuéstense en la arena y sientan como el sol los acaricia...el mar apenas los acuna en sonidos de caracolas...ya dejen sus botellas con mensajes en esta playa de "Letras de arena". Samaluc