lunes, 19 de septiembre de 2016

Tentación

   

Corría Noviembre, el  calor era insoportable, la humedad se sumaba.
Ana había dejado los chicos en la escuela y se disponía a lavar ropa, Jorge  no llegaría a almorzar y eso le daría un respiro para relajarse un momento.
Un poco de música, esencias aromáticas y un baño. La computadora parecía llamarla como una serpiente en el paraíso.
Ningún mal le haría  a nadie por chatear un rato.
 Estaba casada hace  trece años, se habían conocido en el último año de la secundaria, Jorge había sido su único hombre, se habían divertido mucho,  rápido llegaron los niños y ello había sido un puente que a veces alejaba, más que acortar las distancias.
Su nombre de fantasía era Ámbar, y su avatar cadenas enredadas sobre unos senos, que ciertamente no le pertenecían.
Chateaba con  amigos recurrentes y en particular  con un extraño personaje que se hacía llamar_Tu amo.
A diferencia de otras charlas, las que mantenía con él producían en ella una especie de fascinación.
Él se mostraba distante, seguro, varonil, dominante y a su vez protector; ella le confiaba sus más íntimos deseos, los secretos que no se hubiera  atrevido a repetir ni siquiera con el espejo.
Esa tarde esperaba la llamada de Jorge, una chispa de amor,  que no se hubiera olvidado del aniversario…
Sonó el teléfono, Ana dejo de ser Ámbar por unos instantes y corrió a atender con una sonrisa.
_Hola amor, te llamaba para avisarte que paso a  buscar los chicos por el cole, nos vamos a lo de Cacho y los llevamos a pescar el finde, así que te quedas solita reina, vas a descansar un poco de nosotros, corto con un te quiero, Besos.
Cacho era su mejor amigo, se conocían desde pequeños, desde el jardín de infantes eran inseparables.
Ni una palabra del aniversario, ella sintió morir de tristeza, sus mejillas comenzaron a  arder de enojo. Pensó, es una porquería, un desgraciado, un insensible y antes de terminar su ultimo pensamiento, rompió a llorar. Se apoltrono en el sillón y miro de re- ojo la pantalla de la computadora, una luz titilaba.
Era: _tu amo, la charla  había quedado al rojo vivo antes que el teléfono  sonara.
Solo esta última frase no había sido leída:-“ Ámbar ¿jugamos esta noche? te espero en  plaza Los Andes, del lado de Guzmán, tranquila que yo voy a encontrarte, no me busques, el pacto es sin palabras, sin ojos, solo placer. Te espero a las once, la noche provee una tormenta, se puntual.”
Se sobresalto, iba a responder, pero él se desconectó. Aguardo expectante otro mensaje que jamás llego.
La idea le rondaba la cabeza y el solo pensamiento de ese desconocido la estremecía.  Se decía a si mismo que era una locura, ¿qué pasaría si salía y Jorge la llamaba? era una total locura .Termino de hacer sus tareas y decidido darse otro baño de inmersión, se depilo, lavo su cabello, se perfumo, arreglo sus manos y sus pies… ¡Cuánto hacia que no tenía tiempo para esas cosas! Mientras secaba su cabello se acercó a la maquina una luz titilaba y por su espalda corría una mezcla de deseo, desesperación, miedo, culpa y tentación…Su mano toco el teclado y solo decía: -Te espero.
Eran las diez, se levantaba una briza pesada que anunciaba una tormenta, se vistió, falda de seda,  musculosa trasparente que dejaba ver su ropa interior, se maquillo apenas, coloco perfume en su cuello y en sus senos…sonrió, tomo las llaves del auto y salió en busca de esa loca  aventura. Para no pensar, puso la música en su auto y abrió la ventanilla, necesitaba mantenerse firme, era Ámbar, ella jamás hubiese dudado en entregarse a esta experiencia.
Llego al parque, la incipiente tormenta mantenía alejada la gente del lugar, estaba casi desierto y el viento aumentaba. Aguardo en un banco. De repente sintió que alguien cubría sus ojos con las manos y besaba dulcemente su cuello, intento girar pero fue sujetada con firmeza, el coloco un pañuelo de seda en sus ojos y tomo su mano fuerte, pero  con dulzura, su mano era pequeña dentro de la de él, ella no temió y camino lentamente.
 La ayudo a  subir  a un vehículo, el aroma a limón en los cueros del tapizado y la fragancia que  emanaba la piel de aquel misterioso hombre, le
agradaban. Ninguno de los dos emitió palabra, de vez en cuando él le  acariciaba el rostro, rozaba sus senos,  colocaba su mano abriéndose paso en su entrepierna. Ella temblaba y se estremecía… no se negaba al placer.
Llegaron  algún lugar, la lluvia ya se había desatado, se sentía aroma a tierra húmeda y el sonido de árboles sacudiéndose.
 La cubrió con una campera, entraron en un lugar cálido, el pañuelo no le permitía ver nada; él lo ajusto un poco. De pronto sintió esa presencia detrás de ella, corrió su cabello, beso su cuello, atrevidas manos se colaron  por su blusa y a fuerza de besos quito su ropa, cuando ella intento tocarlo ato sus manos, con una cuerda cubriéndolas de besos. Había tanta firmeza y pasión en sus acciones que no se atrevió a negarse. La acerco a una columna y sujeto sus manos  ya no había vuelta a atrás, antes que el pánico se apoderara de ella, él tomo su falda y la arranco mientras lamia su piel , abrió sus piernas y luego de besar su sexo y procurarle un placer infinito con su lengua , comenzó a rozar su puño, buscando una entrada, tuvo miedo, él cubrió su boca con la suya y le hizo el amor en un beso ,interrumpiendo  ese rito con gemidos hasta que aquel puño se perdió dentro de ella proporcionándole sensaciones que jamás había sentido, la explosión de su orgasmo fue tal que no pudo describirse,  la coloco boca abajo sobre la cama, la acaricio hasta sentarse sobre ella y penetrarla, al principio un dolor y  ardor se mezclaban con lo prohibido, pero un chirlo en sus nalgas corto su pensamiento para desatar aún más gemidos…solo rompió el contrato para pedir más y más…hasta que la madrugada los encontró empapados entre las sábanas.
     Por la mañana, estiro su mano y no hallo a nadie, unas espinas de rosas pincharon su dedo, tenía miedo de sacarse el pañuelo,  un tibio olor a  café la estimulaba a hacerlo, se quitó la venda, vió trece rosas sobre la cama y el desayuno servido, una pequeña nota decía: “Feliz aniversario mi amor, sos maravillosa, gracias `por ceder a la tentación, te amo Jorge Tú amo”
     Antes de poder pararse de la cama Jorge salió del baño, Ana entre vergüenza y deseo se incorporó, él  la beso en el cuello, la mordió con pasión y ella calló y se entregó al placer de ese hombre, que había sido el único hombre de su vida. Su amo…

SAMALUC

  Publicado en 2016 en Le Croupier Vol 3, ediciones Croupier



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