Corría Noviembre, el calor era insoportable, la humedad se sumaba.
Ana había dejado los chicos en la escuela y se
disponía a lavar ropa, Jorge no llegaría
a almorzar y eso le daría un respiro para relajarse un momento.
Un poco de música, esencias aromáticas y un baño. La
computadora parecía llamarla como una serpiente en el paraíso.
Ningún
mal le haría a nadie por chatear un rato.
Estaba casada hace trece años, se habían conocido en el último
año de la secundaria, Jorge había sido su único hombre, se habían divertido
mucho, rápido llegaron los niños y ello
había sido un puente que a veces alejaba, más que acortar las distancias.
Su
nombre de fantasía era Ámbar, y su avatar cadenas enredadas sobre unos senos,
que ciertamente no le pertenecían.
Chateaba
con amigos recurrentes y en particular con un extraño personaje que se hacía
llamar_Tu amo.
A
diferencia de otras charlas, las que mantenía con él producían en ella una
especie de fascinación.
Él
se mostraba distante, seguro, varonil, dominante y a su vez protector; ella le
confiaba sus más íntimos deseos, los secretos que no se hubiera atrevido a repetir ni siquiera con el espejo.
Esa
tarde esperaba la llamada de Jorge, una chispa de amor, que no se hubiera olvidado del aniversario…
Sonó
el teléfono, Ana dejo de ser Ámbar por unos instantes y corrió a atender con
una sonrisa.
_Hola
amor, te llamaba para avisarte que paso a
buscar los chicos por el cole, nos vamos a lo de Cacho y los llevamos a
pescar el finde, así que te quedas solita reina, vas a descansar un poco de nosotros,
corto con un te quiero, Besos.
Cacho
era su mejor amigo, se conocían desde pequeños, desde el jardín de infantes
eran inseparables.
Ni
una palabra del aniversario, ella sintió morir de tristeza, sus mejillas comenzaron
a arder de enojo. Pensó, es una
porquería, un desgraciado, un insensible y antes de terminar su ultimo pensamiento,
rompió a llorar. Se apoltrono en el sillón y miro de re- ojo la pantalla de la computadora,
una luz titilaba.
Era:
_tu amo, la charla había quedado al rojo
vivo antes que el teléfono sonara.
Solo
esta última frase no había sido leída:-“ Ámbar ¿jugamos esta noche? te espero en
plaza Los Andes, del lado de Guzmán, tranquila
que yo voy a encontrarte, no me busques, el pacto es sin palabras, sin ojos,
solo placer. Te espero a las once, la noche provee una tormenta, se puntual.”
Se
sobresalto, iba a responder, pero él se desconectó. Aguardo expectante otro
mensaje que jamás llego.
La
idea le rondaba la cabeza y el solo pensamiento de ese desconocido la estremecía. Se decía a si mismo que era una locura, ¿qué
pasaría si salía y Jorge la llamaba? era una total locura .Termino de hacer sus
tareas y decidido darse otro baño de inmersión, se depilo, lavo su cabello, se
perfumo, arreglo sus manos y sus pies… ¡Cuánto hacia que no tenía tiempo para
esas cosas! Mientras secaba su cabello se acercó a la maquina una luz titilaba
y por su espalda corría una mezcla de deseo, desesperación, miedo, culpa y
tentación…Su mano toco el teclado y solo decía: -Te espero.
Eran
las diez, se levantaba una briza pesada que anunciaba una tormenta, se vistió,
falda de seda, musculosa trasparente que
dejaba ver su ropa interior, se maquillo apenas, coloco perfume en su cuello y
en sus senos…sonrió, tomo las llaves del auto y salió en busca de esa loca aventura. Para no pensar, puso la música en
su auto y abrió la ventanilla, necesitaba mantenerse firme, era Ámbar, ella jamás
hubiese dudado en entregarse a esta experiencia.
Llego
al parque, la incipiente tormenta mantenía alejada la gente del lugar, estaba
casi desierto y el viento aumentaba. Aguardo en un banco. De repente sintió que
alguien cubría sus ojos con las manos y besaba dulcemente su cuello, intento
girar pero fue sujetada con firmeza, el coloco un pañuelo de seda en sus ojos y
tomo su mano fuerte, pero con dulzura,
su mano era pequeña dentro de la de él, ella no temió y camino lentamente.
La ayudo a
subir a un vehículo, el aroma a
limón en los cueros del tapizado y la fragancia que emanaba la piel de aquel misterioso hombre,
le
agradaban.
Ninguno de los dos emitió palabra, de vez en cuando él le acariciaba el rostro, rozaba sus senos, colocaba su mano abriéndose paso en su
entrepierna. Ella temblaba y se estremecía… no se negaba al placer.
Llegaron algún lugar, la lluvia ya se había desatado,
se sentía aroma a tierra húmeda y el sonido de árboles sacudiéndose.
La cubrió con una campera, entraron en un
lugar cálido, el pañuelo no le permitía ver nada; él lo ajusto un poco. De
pronto sintió esa presencia detrás de ella, corrió su cabello, beso su cuello,
atrevidas manos se colaron por su blusa
y a fuerza de besos quito su ropa, cuando ella intento tocarlo ato sus manos,
con una cuerda cubriéndolas de besos. Había tanta firmeza y pasión en sus
acciones que no se atrevió a negarse. La acerco a una columna y sujeto sus
manos ya no había vuelta a atrás, antes
que el pánico se apoderara de ella, él tomo su falda y la arranco mientras
lamia su piel , abrió sus piernas y luego de besar su sexo y procurarle un
placer infinito con su lengua , comenzó a rozar su puño, buscando una entrada,
tuvo miedo, él cubrió su boca con la suya y le hizo el amor en un beso ,interrumpiendo ese rito con gemidos hasta que aquel puño se
perdió dentro de ella proporcionándole sensaciones que jamás había sentido, la
explosión de su orgasmo fue tal que no pudo describirse, la coloco boca abajo sobre la cama, la
acaricio hasta sentarse sobre ella y penetrarla, al principio un dolor y ardor se mezclaban con lo prohibido, pero un
chirlo en sus nalgas corto su pensamiento para desatar aún más gemidos…solo
rompió el contrato para pedir más y más…hasta que la madrugada los encontró
empapados entre las sábanas.
Por la mañana, estiro su mano y no hallo a
nadie, unas espinas de rosas pincharon su dedo, tenía miedo de sacarse el
pañuelo, un tibio olor a café la estimulaba a hacerlo, se quitó la
venda, vió trece rosas sobre la cama y el desayuno servido, una pequeña nota decía:
“Feliz aniversario mi amor, sos maravillosa, gracias `por ceder a la tentación,
te amo Jorge Tú amo”
Antes de poder pararse de la cama Jorge salió
del baño, Ana entre vergüenza y deseo se incorporó, él la beso en el cuello, la mordió con pasión y
ella calló y se entregó al placer de ese hombre, que había sido el único hombre
de su vida. Su amo…
SAMALUC
Publicado en 2016 en Le Croupier Vol 3, ediciones Croupier
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